Puede que simplemente sea la continuación de la famosa
Gran Recesión de 2007 o puede que estemos en el comienzo de una nueva crisis.
Lo que está claro es que los responsables de la
política económica no aprenden de los errores del pasado. Debemos intentar
corregir nuestro modelo de crecimiento, que se basa exclusivamente en las
exportaciones, es vital diversificarlo ¿Cómo? Fomentando la inversión y el
consumo interior.
Es obvio que el crecimiento a base del comercio
exterior en exclusive y a largo plazo, no es una buena medida. Esto se ve
reflejado en países como China o Alemania, es decir, son las principales
economías del mundo las que deciden sustentar una balanza comercial con
capacidad de superávit indefinidamente. Estos países no pueden basar su crecimiento
en ser acreedores de créditos a quien venden sus productos, ya que sino otra
recesión está asegurada.
Como conclusión, no es de extrañar que con una
balanza comercial de más del 3% que tiene la Eurozona, el BCE no logre estimular
la depreciación del euro aún teniendo en cuenta que nos encontramos en
deflación y por lo tanto en la denominada trampa de la liquidez, haciendo que
los QE sean superfluos.